La memoria empezará a fallar si las células y sobre todo las membranas biológicas empiezan a deteriorarse.
La alimentación y especialmente ciertos ácidos grasos esenciales controlan la calidad de las membranas.
Los ensayos clínicos demuestran que la fosfatidilserina puede proteger las funciones cerebrales.
La LECITINA contiene fosfatidilserina y también colina. La colina incrementa el rendimiento intelectual y aumenta la capacidad de memoria.
ACIDOS GRASOS OMEGA-3: DHA, EPA, ALA, son esenciales: el organismo no puede sintetizarlos y deben ser ingeridos con la dieta. Son necesarios para la formación y funcionamiento de la membrana celular.
Los podemos obtener de pescados, algas, semillas de: chía, lino, cáñamo.
GINKGO BILOBA, potencia la memoria, la atención y todas las funciones del cerebro, favorece la circulación sanguínea, previene enfermedades de la retina y ciertos tipos de sordera.
ELEUTEROCOCO, estimula la capacidad de concentración y de reacción, se recomienda en casos de fatiga y depresión.
ROMERO, SALVIA Y GROSELLERO NEGRO, estimulan la memoria.
COENZIMA Q 10, aumenta la oxigenación de las células y participa en la generación de energía celular.
HIERRO, aunque no haya anemia, hay muchos síntomas que afectan a las capacidades intelectuales y el comportamiento: apatía, somnolencia, irritabilidad, disminución de la atención, dificultad de concentración, temblequeo, falta de memoria, dificultad para seguir una conversación o una lectura, sentir que la habitación da vueltas o que las paredes se cierran sobre nosotros, incluso se puede dar un cuadro de ansiedad constante que puede llevar a ataques de pánico (miedo a morir, asfixia, debilidad muscular, insomnio, taquicardias, arritmias, hiperventilación).
Una deficiencia de hierro durante el crecimiento puede provocar alteraciones en el aprendizaje y nerviosismo.
Alimentos ricos en Hierro: soja, algas, copos de avena, frutos secos, legumbres, levadura de cerveza, espinacas, acelgas, lentejas, remolacha…
COMPLEJO B, es necesario para que se liberen hormonas y otras sustancias neurotransmisoras: dopamina, adrenalina. Por eso ayuda en estados de estrés, depresión, cansancio, falta de memoria, concentración, apatía, nerviosismo.
El azúcar, el café y el alcohol son grandes ladrones de vitamina B.
Vitamina B6, su deficiencia puede causar depresión y dificultades mentales.
Vitamina B9 o ácido fólico, nos induce al sueño, evita la irritabilidad, la fatiga, nos asegura buena memoria y la oxigenación de los órganos. Interviene en la prevención delas anomalías embrionarias: espina bífida.
Alimentos ricos en B9: verduras y frutas frescas fundamentalmente, puede perderse en el agua de cocción y es destruido por la ebullición prolongada, de ahí la importancia de tomar las verduras crudas, por ejemplo en forma de batidos.
Vitamina B12, su carencia puede dar anomalías hematológicas y también trastornos neurológicos, psíquicos, amnesia..No la podemos sintetizar, exclusivamente la sintetizan bacterias y levaduras. En la alimentación humana se encuentra en: carnes, huevos, pescados, leche, mariscos,…Los vegetarianos deben tomar algas, por ejemplo espirulina o en forma de complemento.
Los aminoácidos: L-Fenilalanina, L-Tirosina y L-Glutamina, son los productores de numerosos combustibles cerebrales. Aumentan la agilidad y actividad mental, elevan el ánimo, estimulación cerebral y claridad mental.
En resumen una alimentación basada en:
- Pescado: aporte de colina y omega 3.
- Frutos secos y semillas aporte de omega 3 y minerales. Ayudan al cerebro a recibir la correcta cantidad de oxígeno y magnesio.
- Vegetales frescos y crudos o al vapor, brócoli, coliflor, col, coles de Bruselas, espinacas, por el aporte de ácido fólico, indispensable para el cerebro. La remolacha, contiene hierro, indispensable para que el cerebro esté bien oxigenado.
- Bayas ricas en antioxidantes: moras, fresas, arándanos, frambuesas, aronias.
- Legumbres, lentejas, garbanzos, habas, azukis, su fibra, proteína y ácido fólico ayudan a mejorar la memoria.
- Cereales integrales. la fibra ayuda a que los alimentos se absorban lentamente y ayuda a que el cerebro reciba la cantidad adecuada de glucosa.
Hay que huir de los tóxicos en la alimentación, procurando la alimentación más natural posible, los tóxicos en la respiración de ambientes contaminados y pensamientos tóxicos. Nos nutrimos de lo que comemos, lo que respiramos y lo que pensamos.
Si a una buena alimentación, rica en fitonutrientes, le sumamos una buena oxigenación, caminatas al aire libre, en la naturaleza a poder ser, y buenos pensamientos, constructivos, sin duda, estaremos alimentando sabiamente nuestro cerebro.